
Como decía Moratiel, “el silencio no está de moda, no está en alza”, cuando quizá en estos tiempos debería ser a la inversa. En un mundo donde nos movemos en una actividad constante, acelerada, frenética a veces, estresante otras… el silencio calma, ordena o simplemente permite ver las cosas desde una cierta distancia, desde otra perspectiva, sin atolondramientos.
Los que compartimos esos días, antiguos conocidos la mayoría, nos ha sido permitido de nuevo que el silencio vivido en Herencia consiguiera alcanzar, desde casi los primeros instantes, esa armonía recuperadora, ese ensamblaje y esa cordialidad que me sorprendió gratamente desde su inicio. Puntualidad, unicidad, corrección, respeto, aceptación… y esa magia abrazándolo todo y en todo momento, y con eso no quiero negar esas pequeñas cosas que siempre hay que recomponer, reorientar o reordenar… simplemente cuando surgía, el grupo se adaptaba o el tema se unía a nosotros, sin más.
El último día se expresaron algunos de esos sentimientos, de esas sensaciones, palabras que no podría expresarlas aquí, porque el tono, el color, la sensibilidad no puede transmitirse, sino vivirse… el eco de Moratiel con nosotros, no como un recuerdo, no como una memoria, sino de alguien cuya presencia está ahí, estimulándonos con su sencillez, con su naturalidad… Moratiel, como siempre, uno más que nos guía y uno más que nos incita a descubrir el silencio, a mostrarnos ese camino que cada uno ha de recorrer por sí mismo.
Breves palabras, pobres vocablos que sólo desean dejar una brizna, esparcir si cabe esos instantes vividos… no hay pretensión de compartir, ni de explicar… porque el silencio, sólo admite ser vivido…
*
REGISTRO: TEXTO Y FOTOGRAFÍA
Fotografía: a. valldaura