domingo, 15 de febrero de 2009

MEMORIA


Es una cualidad la memoria, que aunque no sólo es humana sí lo es la característica de recordar o retener el pasado y proyectarse hacia un futuro.

Una forma de unificar momentos es la medida del tiempo y concretarlo a través de fechas. Aunque los hechos del pasado no siempre tienen un instante preciso, el hecho de determinarlo en una fecha concreta nos permite unirnos y sentirnos afines en momentos vividos o hechos acaecidos del pasado.

Desde la Escuela del Silencio recordamos estos días la partida de Moratiel, no voy a incidir en este punto porque ya en otros artículos creo haber escrito sobre ello y no es mi objetivo esta vez, aunque aproveche la circunstancia.

Moratiel fue y es para muchos de nosotros o quizás para algunos de nosotros, un referente, una nueva forma de acercarnos al misterio de la vida, no voy a decir otra forma de vivir porque no creo que sea así, todos continuamos con nuestro trabajo, con nuestra familia, con nuestros proyectos, con nuestros sentimientos, nuestras aflicciones… pero es un referente porque Moratiel nos abrió un puerta, una puerta al entendimiento de la misma vida, una forma distinta de abrazarla, quizás muchas de las cosas que nos dijo cayeron en el olvido, pero algunas otras se han enraizado junto a nuestras mismas raíces.

A veces me disgusta no incluir material nuevo en la página web, a veces me duele no “inventar” nuevas presentaciones, a veces me apena no regalar más y más de todo lo que el repartió en los distintos encuentros y a la vez cuando recapacito, cuando en el silencio acudo en la búsqueda de esas respuestas siempre vienen a mi mente las mismas palabras:

Os podéis olvidar de todo lo que me habéis escuchado, os podéis olvidar de todo... porque todo está en vuestro corazón... (1)

y es que Moratiel no pretendió nunca ser referente, ni maestro, ni profesor, ni dejar huellas, ni crear escuela, ni sentar bases… su única aspiración fue siempre compartir. Compartir aquello que él había aprendido a lo largo de los años, compartir su aprendizaje de vida, compartir su amor a lo sencillo, compartir lo esencial, lo primario, lo realmente importante y que son básicamente dos cosas:
- la importancia del ahora, del momento, del instante presente
- y la grandeza de hallar en nosotros todas las fuentes, todas las respuestas, sabernos escuchar en el silencio, saber acallar el ego.

Puede decirse de muchas formas, cada uno puede interpretarlo a su manera y forma, pero lo esencial de Moratiel era el ahora y el silencio.

En general, las personas necesitamos asirnos a la seguridad, a nuevas herramientas, nuevos elementos, más palabras, más formas, acudiendo así a la exterioridad, a lo que podemos ver, palpar, tener, poseer, acudir en esos momentos en los que nos sentimos perdidos, solos, aislados, tristes o apesadumbrados y queremos siempre más y más, y de esta forma olvidamos la verdadera importancia, el verdadero valor de esa puerta que Moratiel nos abrió.

Permitidme el honor de hablar desde la posición de haber conocido a Moratiel. Quien ha conocido a Moratiel necesita poco en indagar más y más, en conocer y saber todo lo que dijo o pudo haber dicho, todo lo que pudo haber hablado, porque la sencillez de sus palabras nos remiten una y otra vez a la misma esencia, a la misma verdad, a las mismas palabras y conceptos: el AHORA y el SILENCIO. Algo tan sencillo como esto no se valora, no se tiene en cuenta… ¿por qué? porque sus enseñanzas, su variación a la hora de presentar la importancia de esos conceptos no aportan fama, ni grandes teorías, ni tampoco grandes debates, ni dan lugar a elegantes teorías… simplemente dan sentido a la vida, a la vida de cada día, al momento que se vive, al instante que se da lugar, al ahora.

Por eso os digo amigos, condiscípulos que conocisteis a Moratiel tanto o mejor que yo, cuando la práctica del silencio implica la posesión, no es el silencio de Moratiel, cuando nos puede el deseo de almacenar las mil y una manera de sus palabras, no son palabras de Moratiel, cuando se olvida a Moratiel habiéndolo conocido es que sólo vimos su exterioridad.

Cuando el mensaje de Moratiel está presente en nosotros no necesitamos nada, sólo el AHORA y el SILENCIO.

Recordemos a Moratiel siempre, por esa puerta que nos abrió… reconozcamos que en esa sencillez, en esa simpleza que nos mostró, está la verdadera importancia, la verdadera esencia de ser felices, una felicidad que abarca tristezas y alegrías, inviernos y primaveras, olvidos y esperanzas, adioses y bienvenidas… porque todo ello es parte del camino de la vida.

Moratiel vive en la humildad y la sencillez de los corazones humildes y sencillos, que no aspiran más que a caminar la vida agradeciendo el don otorgado de estar aquí y me atrevo a decir que la única esperanza o el único deseo de Moratiel es que nosotros seamos los que abramos AHORA la puerta de los que comparten nuestros instantes.




(1)en la web: TEXTOS ILUSTRADOS / Sin mí no podéis hacer nada

2 luces en el Silencio:

catetochil dijo...

... porque todo está en vuestro corazón...

Felicidades por este blog.
Jose Manuel

Ernesto. dijo...

Bella y sentida definición de lo que este hombre compartía recogido en esas dos palabras.