lunes, 26 de diciembre de 2016

ANDADURA


con la mirada en alto...
recomponiéndose en cada paso
cueste lo que cueste
pero la tierra es el principio...
y de su abrazo cálido a mis pies
surge
el contradictorio y abrasador deseo de andar

Camille Stein



andar es un acto al que nos empuja la vida, esfera de agua y desierto que nos obliga a rodar constantemente en círculos… nuestros pasos ágiles al principio van convirtiéndose en verdaderos actos de voluntad con el transcurrir del tiempo...

hay partes del camino asfaltadas, pero a veces nos toca lidiar con otros caminos que son auténticas encrucijadas, transitar hasta alcanzar un alto resulta toda una hazaña… metidos en ese esférico laberinto, no hay más opción que seguir, por activa o por pasiva el camino es andado por nuestros pies, a veces, sin aliento, sin visibilidad, hacinados en la espesura caótica de nuestro entendimiento, envueltos en la niebla de nuestra comprensión, y metidos en un contexto que no siempre es favorable a nuestros deseos o acorde a nuestros más escondidos anhelos… vamos a tientas, tal vez a ciegas… pero seguimos colocando un pie delante del otro, porque… en este otro teatro que es la vida, también “la función debe continuar”

la rebeldía, el enfrentamiento, la negación, es un latido que nos golpea dentro de nuestro armazón… un latido que no entiende de razonamientos ni coherencias, que no sabe de obligaciones ni derechos, tan sólo quiere y busca su espacio
       su lugar: el corazón, cavidad exacta donde se le acoge y donde el alma le
            escucha y quizá comprenda… 
       su quimera: volar, volar en un cielo donde el límite sea el propio sueño...

... concluyendo con palabras también de Camille Stein: es en la elegancia de la derrota asumida donde descansa el fuego de la vida.


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