jueves, 13 de diciembre de 2007

... HA VUELTO PARA ACOMPAÑARNOS...

« El Señor es mi pastor, nada me falta... Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo... » (Sal 22,1-4). El verdadero pastor es Aquel que conoce también el camino que pasa por el valle de la muerte; Aquel que incluso por el camino de la última soledad, en el que nadie me puede acompañar, va conmigo guiándome para atravesarlo: Él mismo ha recorrido este camino, ha bajado al reino de la muerte, la ha vencido, y ha vuelto para acompañarnos ahora y darnos la certeza de que, con Él, se encuentra siempre un paso abierto.
Benedicto XVI – enc. Spes Salvi – 6

Este breve texto de la última encíclica del Papa Benedicto XVI, creo que nos remite también al silencio, al encuentro con Aquel que conoce también el camino que pasa por el valle de la muerte, porque muerte no es tan sólo cuando partimos de este mundo, no es solamente dejar este cuerpo, no es sólo dejar este mundo; morimos también a cada instante, a cada ahora y renacemos en el momento siguiente, en el ahora siguiente y en este continuo nacer, morir y renacer caminamos con Él, aquel al que podemos hallar en nuestro silencio, aquel que podemos encontrar en esas horas de quietud, de sosiego, de serenidad y de paz con nosotros mismos. Porque el silencio es el encuentro personal, el encuentro íntimo, el encuentro con nuestro interior, con nuestra verdad más verdadera.

En el silencio, Él se nos hace presente cuando somos capaces de escuchar, cuando somos capaces de prestarle atención, cuando oímos lo que Él nos quiere decir, y aunque el camino nos distraiga, aunque la soledad nos invada va conmigo guiándome.

Moratiel nos acercó este mismo mensaje que ahora mencionan las palabras de esta Encíclica. El silencio es caminar por esta senda de encuentro, es andar por los caminos del hallazgo y de la verdad, el silencio es una andadura hacia un horizonte, hacia un lugar donde somos aceptados, donde somos queridos y donde somos siempre esperados y en este caminar: ha vuelto para acompañarnos.

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