sábado, 22 de diciembre de 2007

REGINALDO

Quisiera expresar unas palabras desde el corazón de todos los discípulos de la Escuela del Silencio, para ello sólo he de remitirme a mi propio sentir, a mi propio corazón.

Todos y cada uno de nosotros venimos un día cualquiera a este mundo, a esta tierra y comenzamos nuestra andadura. Una andadura que desconocemos, un caminar que ignoramos, pero a eso hemos venido.

Todos los que estamos aquí presentes hemos tenido la felicidad de conocernos, de tratarnos y de alguna manera sentirnos unidos a Moratiel. Cuando Moratiel se fue, tuvimos otra gran fortuna, conocer a su familia, conocer su tierra, conocer su entorno y conocer especialmente a Reginaldo.

A ti Reginaldo:
Si miramos en el tiempo… hemos estado poco, muy poco tiempo, pero eso es lo de menos, lo importante no es el tiempo que estamos aquí, ni tampoco cuando venimos o cuando nos vamos, lo de verdad importante es encontrarnos, es saber caminar juntos, conocernos, compartir, sentirnos cercanos y sentirnos bien. Y de ti hemos tenido todo esto y más, nos has dado tu acogida, tu entusiasmo, tu afecto y sobretodo te has dado a ti. Siempre nos has recibido y nos has acogido como otra gran familia esparcida por el mundo.

Nos sentimos felices de haber caminado un trecho contigo.

Nos quedamos con tu sonrisa, con tu rostro agradecido, con tu entrega, tu escucha y tus palabras calladas.

Volveremos a encontrarnos en el Silencio.


M. Àngels
ESCUELA DEL SILENCIO

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