Quisiera en esta ocasión detenerme sólo en una frase que Moratiel dijo en un momento cualquiera y que se recoge en la Introducción del nuevo libro “La alcoba del silencio”.
“pronto me di cuenta de que por más que hablara, si no había un fondo de silencio, todo era nada”
¿Cuántas veces nos gustaría entrar en este mundo del silencio? ¿Cuánto desearíamos ser dóciles al silencio?... y sin embargo aunque nos predispongamos a él, nuestra mente y nuestro sentir se nos va en otras cosas, se nos va a nuestros pensamientos, a nuestras ocupaciones, a nuestros deseos, a nuestros quehaceres… a multitud de aspectos que ocupan nuestro exterior y que de una forma u otra permanecen en la quietud de nuestros ser alterando nuestro interior. Solemos definirlo o nombrarlo como “ruido”, ese ruido, esa especie de rumor interior que siempre nos distrae, que siempre nos ocupa, que no sabemos exactamente como librarnos de él, porque aunque nuestra predisposición sea darnos al silencio, entrar en el silencio, parece que algo nos aparta y nos distrae de nuestro deseo.
En alguna ocasión, esta pregunta se planteó como cuestión ¿qué hacer cuando una y otra vez aparecen imágenes, situaciones, pensamientos…? Y Moratiel simplemente decía: dejad que todo eso pase y volvamos al silencio, una y otra vez volvamos al silencio, siempre que nos demos cuenta que nuestra mente se va tras el exterior, volvamos al silencio; quizás toda la vida la ocupemos en volver, una y otra vez volviendo al silencio, pero sólo si damos lugar y espacio, el silencio se nos dará.
Moratiel solía decir también que simplemente hay que entrar en el silencio, sin ningún objetivo, sin ningún propósito, sin ninguna expectativa, simplemente hacer silencio, estar en silencio… y cuando aparecen esas intromisiones del exterior, dejémoslas pasar, no nos entretengamos en ellas, simplemente seamos observadores pero sin retenerlas.
Por eso me ha gustado resaltar esa frase, porque lo importante es estar presentes al silencio, es dedicar unos minutos al silencio, buscar el silencio… ese es el fondo que menciona en el texto. Un fondo que proviene de nuestra necesidad, de nuestra búsqueda, de nuestra presencia silenciosa. Sin más, sin ningún objetivo, sin ninguna meta, sin expectativas, sin deseos o anhelos, ser espectadores de nuestro exterior sin detenernos, siendo solamente silencio.
sábado, 29 de diciembre de 2007
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